“A chicos y grandes nos metieron en una cámara frigorífica…”

“A chicos y grandes nos metieron en una cámara frigorífica…”

junio 30, 2021 0 Por quetepasa1

Vecino de Ushuaia enfermo de COVID denunció públicamente la horrorosa situación que debió atravesar junto a varias decenas de personas en la misma situación, durante la sesión de hisopados del viernes 25 de junio.

El paciente actualmente en aislamiento contó conmovido: “Ahora que me siento mejor y puedo escribir quiero que se conozca la situación a la que fuimos sometidos en el gimnasio de la escuela 15 del barrio San Vicente de Paul, adonde nenes de corta edad y adultos que se doblaban tosiendo debimos esperar primero a la intemperie y después en un galpón sin calefacción, con temperaturas bajo cero. Esto no puede pasar más…”.

Alejandro comenzó con los primeros síntomas dudosos el día miércoles pasado. A partir de allí se aisló preventivamente y se comunicó con el 107 para referir cómo se sentía y recibir instrucciones acerca de cómo proceder. La operadora le dijo que lo iba a contactar después para decirle cuándo y a dónde iba a tener que presentarse para ser hisopado. En otra llamada, le indicaron telefónicamente que debía concurrir a la Escuela Nro 15 “Centenario de Ushuaia”, sita en el barrio San Vicente de Paul, a las 8, para ser hisopado. Seguro no imaginaba que además de haber perdido el olfato y el gusto, de sufrir dolores en todo el cuerpo y de modo particularmente intenso en la cabeza, además de tos persistente, iba a estar expuesto al extremo frío de la madrugada en una escalera exterior del establecimiento educativo y luego más de una hora sentado con una temperatura más baja aún, en espera del resultado del hisopado.

En diálogo telefónico con Diario Prensa Libre, luego de remitir al correo electrónico de la redacción la carta que se publica textualmente más abajo, Alejandro afirmó: “Fue terrorífico estar en esa cola esperando que se abriera la puerta del gimnasio, dando diente con diente. Había mujeres con niños de todas las edades y algunos muy chicos, en brazos. Otros tosían sin parar y se los veía, seguramente como me veía yo, muy demacrados, pálidos y temblando. Una vez que entramos no fue mejor. El frío era más intenso adentro que afuera. Esperar sentado en una silla junto a unas 45 personas más, tiritando y con los dedos tiesos, escuchando los gritos desesperados de los chicos que eran sometidos a la dolorosa experiencia del hisopado, fue una pesadilla. Si alguno de los que concurrió no tenía COVID, por haber estado expuesto al frío de esa manera, seguro se agarró al menos una neumonía… es increíble que nadie se preocupe por calefaccionar o entibiar mínimamente el ambiente en donde la gente ya va sintiéndose mal… También el personal de salud evidenciaba sufrir el frío. ¡Esto tiene que cambiar ya!”.

“Esto no puede volver a pasar nunca más”

“El pasado miercoles cerca de las 20 horas, empecé a sentir los síntomas, miedos y dudas que provoca el COVID 19. Ante una fuerte congestión, cansancio y dolor de cabeza, llamé al médico. Llamé primero, en realidad, para no usar el 107 al divino botón, a la Clínica San Jorge. Amablemente, me hicieron una video llamada para saber cómo me sentía y qué síntomas tenía. Me diagnosticaron congestión nasal y cefalea, y me comprometieron a que ante la aparición de algún otro síntoma, volviera a llamar dada la coincidencia de mis síntomas con los de quienes tienen coronavirus.

Después de una mala noche, en la mañana del jueves descubrí  sorpresivamente que al querer tomar café, el sabor no estaba. Inmediatamente fui en busca de vinagre, que dicen que para verificar el olfato sirve… respiré, apretando el envase y nada. Insistí con perfume, nada. Otra vez café, nada. Había perdido, evidentemente, la capacidad de percibir los olores y los sabores.

Como tengo otras enfermedades pre existentes, llamé al 107 para informar que a mi congestión, tos, cansancio, dolor de cabeza intenso y de cuerpo,  se había sumado la pérdida del olfato y el gusto. `Tenés todos los síntomas y no se te escucha bien´ dijo del otro lado del teléfono una operadora, quien me indicó que debía quedarme aislado junto a mi grupo familiar conviviente y que debía esperar el llamado de un especialista quien me indicaría día, horario y lugar para hacerme el hisopado correspondiente.

Hasta acá, nada fuera de lo que ya había escuchado o leído de parte de personas que habían pasado por lo mismo.  Ese mismo día, cerca de las 6 de la tarde, sonó mi celular y alguien me avisó que debía presentarme el viernes 25 de junio a las 8 de la mañana, en la escuela Nº 15; que tenía que ir solo, con barbijo y ser puntual. Dependiendo del resultado, me darían más indicaciones a seguir- me advirtieron. Y así fue que esa mañana de viernes, fría, lluviosa, helada, me presenté en el colegio del barrio San Vicente.  Sorprendente fue que al llegar, pese a las bajas temperaturas reinantes, la fila de espera a la intemperie era de no menos 10 personas. ¡Lo que fue esperar con una temperatura que calaba los huesos…!.  Y, como dije,  no era el único. Lo más indignante fue ver a padres con sus hijos chicos, tosiendo, llorando, asustados y con frío, que debían también hacer la fila para ingresar al gimnasio de la escuela.

Luego de un cuarto de hora ya estábamos adentro.

En cinco filas de nueve sillas plásticas nos iban ubicando, a la espera de que nos hisoparan. El frío, dentro del gimnasio era el triple del que hacía afuera. Realmente, era una cámara frigorífica. Era de esos que te llegan al hueso, que por más que te hagas una especie de bolita y metas las manos en los bolsillos, se siente igual sobremanera. Y en esa especie de cámara frigorífica improvisada nos tuvieron sentados, por casi lo mismo que dura un primer tiempo de fútbol con alargue.

¡Es increíble que a esta altura de la pandemia, los ciudadanos tengamos que padecer estas burlas por parte del Estado!. ¿Es que acaso no merecemos que nos traten al menos `un poco bien´ cuando estamos obligados a someternos a este testeo? ¿Acaso, no tienen aquellos que nos gobiernan un poco de empatía con quienes deben hisoparse, o llevan a sus seres queridos para que los hisopen? ¿No somos merecedores siquiera de un buen trato en momentos en los que nos sentimos pésimo, anímica y físicamente  y hasta aterrados por el contexto general?. ¿Realmente merecemos este trato en una provincia donde pagamos impuestos de primer mundo para que nos traten como ciudadanos de tercera mientras con esos impuestos los funcionarios gozan de sueldos incomparables con los de cualquier trabajador?.

Finalmente y luego de casi 75 minutos, me retiré del lugar casi congelado, con las extremidades entumecidas y con el sabor amargo de comprobar que los ciudadanos solo existimos para quienes nos gobiernan cuando necesitan de nuestro voto. Las campañas de hisopados para detectar el virus del COVID difundidas en los flyers de las bonitas campañas que hace el Gobierno provincial, son solo eso: ficción.  Yo viví en carne propia lo que son realmente.

Pareciera ser que ese eslogan de campaña que rezaba `vamos a vivir mejor´, no era un mensaje dirigido a los vecinos sino solo para los de su misma casta privilegiada.

Yo fui protagonista y testigo de cómo los gobernantes no solo no cuidan a los ciudadanos en general sino tampoco a los trabajadores sanitarios, cuya salud y posibilidad cierta de enfermarse al tener que trabajar en semejantes condiciones parece que no es tema de preocupación de los responsables de velar por ella.  Esto no puede volver a pasar nunca más”.


Diario Prensa