
Científicos Proponen Aislamientos Intermitentes Y Programados Para Bajar Los Contagios
mayo 30, 2021
Un grupo de investigadores proponen como estrategia un Aislamiento Social Preventivo Intermitente (ASPI), lo que implica períodos de confinamiento estricto seguidos de aperturas donde se sostengan los cuidados por tiempos cortos y programados.
Períodos de confinamiento estricto seguidos de aperturas donde se sostengan los cuidados por tiempos cortos y programados es la propuesta de investigadores de diferentes especialidades para reducir los contagios de coronavirus afectando lo menos posible la actividad económica y brindando un escenario previsible para la población.
La estrategia, que desde julio del año pasado propone este grupo, fue bautizada como ASPI (Aislamiento Social Preventivo Intermitente) y cobró fuerza en estos meses como alternativa frente al aumento de casos que atraviesa el país desde marzo de 2021, con cifras que superan ampliamente la denominada primera ola en 2020.
«Se trata de una lógica estructurada en dos fases: una de confinamiento, otra de apertura. El eje es poder otorgar previsibilidad a las actividades al tiempo que aportar a disminuir la propagación de la enfermedad», describió a Télam el investigador del Conicet y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Rodrigo Castro.
Castro, quien es investigador del Instituto de Ciencias de la Computación (ICC) y director del Laboratorio de Simulación de Eventos Discretos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, detalló que junto a su equipo han «simulado muy diversos escenarios y seleccionamos 3 que nos parecen interesantes para evaluar en este momento que serían 9+5, 9+12 y 16+12, siendo que el primer número define la cantidad de días de cierre y el segundo de apertura».
«Todos los esquemas intentan maximizar los días hábiles, iniciando por lo general un sábado el cierre y un lunes la reapertura. También el sistema es flexible en cuanto a determinar las medidas a incluir en los cierres (en situaciones como la actual debieran ser muy estrictos para tener éxito) y los cuidados a sostener en los períodos de apertura (que pueden ser importantes al inicio pero irse flexibilizando en función del éxito obtenido durante cada cierre)», explicó.
El objetivo de estas medidas sería lograr «un descenso sostenido de la curva hasta alcanzar niveles incluso inferiores a los previos al inicio de la segunda ola», lo que se lograría «a través de una sucesión de ciclos».
A modo de ejemplo, el grupo estimó que para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) «se requerirían cuatro ciclos de 9+12 días para bajar los casos promedio semanales del orden de 10.000 a uno de 2.500 si se lograse en cada ventana de cierre una reducción efectiva de contactos del 30%».
Para el investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Ernesto Kofman, la clave para que las ASPI logren su objetivo es que «durante los períodos cortos de cierre se logre una reducción importante del contacto social y durante los períodos de apertura se cumplan ciertas restricciones que eviten una disparada abrupta de los contagios».

«Para garantizar la efectividad de cada cierre la comunicación, el control y el apoyo social son herramientas fundamentales que se verán simplificadas si las medidas son realmente estrictas, ya que las reglas a comunicar y controlar en tal caso son mucho más simples que cuando las medidas son más laxas y muy poca gente sabe qué está permitido y qué no», sostuvo Kofman en diálogo con Télam.
Al respecto, el docente de la UNR añadió que «éste uno de los elementos que permite explicar la degradación en el nivel de cumplimiento de las restricciones establecidas en los últimos meses».
Aunque lo definen como «imperfecto», los integrantes del grupo ven en los ASPI una estrategia «posible».
Diferentes estrategias alrededor del mundo
Aunque no se trata de la misma propuesta de los investigadores argentinos, en la que la planificación anticipada es un factor clave, la mecánica de cierres de actividades por etapas en busca de bajar el número de contagios de coronavirus, que en algunos lugares se llama «intermitentes», en otro «acordeón» o simplemente «temporarios», se dio en varios países del mundo, con extensiones variadas y en diversos momentos, según el cuadro sanitario de cada nación o región.
Después de cuarentenas más estrictas o cierres casi totales, varios países se inclinaron por cerrar las actividades de modo intermitente, en algunos dividiendo la semana en cuatro y tres días, en otros los fines de semana, sobre todo en regiones donde la situación socio-económica es más complicada.
A seguir el detalle de algunos casos:
• Colombia
Bogotá tuvo varios cierres breves. La alcaldía diferenciaba «cuatro días de trabajo y estudio bioseguro y tres de cuarentena», un esquema que usó hasta el mes pasado y a veces acompañó con restricciones al ingreso de vehículos a la ciudad.
En enero, varias localidades dentro de Bogotá tuvieron cierres estrictos, pero muy focalizados: Usaquén, Suba y Engativá, primero; y Kennedy, Fontibón y Teusaquillo después.
El departamento de Antioquía -el segundo más afectado con contagios- también aplicó el confinamiento bajo el sistema 4×3, sumado a un freno a la movilidad los fines de semana. El gobernador encargado, Luis Fernando Suárez, habló en ese caso de un «modelo acordeón».
• Panamá
El Gobierno panameño implementó cuarentena total de diez días corridos en enero último en las provincias de Panamá y Panamá Oeste, y únicamente permitió la movilidad por género, según día y hora y de acuerdo a la terminación del documento.
En otras ocasiones dispuso cuarentena total algunos fines de semana.
• República Dominicana
El Gobierno dominicano decretó en varias ocasiones toques de queda nocturnos de 12 horas, con dos horas libres de tránsito. Los fines de semana, además, los locales gastronómicos no podían tener clientes adentro.
• Grecia
A comienzos de año y ante el crecimiento en el número de casos, el Gobierno griego impuso un cierre estricto pero breve, del 3 al 11 de enero. «Nos quedamos en casa estos días y el 11 volvemos con nuestras escuelas abiertas», explicó entonces el vocero Stelios Petsas.
• Australia
Los cierres temporarios y focalizados fueron una constante en el país. El último fue en enero, en la región de Brisbane, en la que se dispuso que tuviera una extensión de tres días porque un empleado de un hotel había dado positivo a la variante del Reino Unido.
• Ecuador
En su penúltimo mes de gestión, el entonces presidente Lenin Moreno decidió el mes pasado un nuevo «estado de excepción por calamidad pública», que incluía un confinamiento los fines de semana y un toque de queda nocturno en la mayor parte del país. De lunes a jueves el toque de queda era en horario nocturno.
• Venezuela
Fue el país que más utilizó la estrategia de siete días de cuarentena radical seguidos de siete días de flexibilización, aunque varios medios hicieron notar que con el paso del tiempo se debilitaron los controles sobre el confinamiento. Además, se flexibilizaron algunos días festivos.
• España
Madrid y Barcelona, con algunos matices, tuvieron cierres de 15 días en más de una oportunidad, y únicamente se permitió la actividad de algunos comercios, en horarios muy estrictos.
• Italia y Reino Unido
Dos países con largas cuarentena en el inicio de la pandemia el año pasado, aprovecharon las fiestas de fin de año 2020 para extender los cierres hasta el 10 de enero, con algunas variantes en torno de las escuelas y el comercio.
• Alemania
Berlín centralizó todas las medidas sobre la pandemia y el Gobierno abrió y cerró actividades según se aceleraba o desaceleraba la curva de casos. «Es mejor un cierre corto y uniforme», dijo la canciller Angela Merkel para explicar algunos confinamientos transitorios.
«El esquema propuesto se apoya en primer lugar en la observación de que las medidas de restricción pierden efectividad si se prolongan demasiado en el tiempo. En segundo lugar, usamos modelos matemáticos que capturan la mecánica de la propagación, y los ajustamos a los datos oficiales de casos en nuestro país», describió Kofman.
Por otro lado, sostuvo que «es una estrategia que permite a priori planificar la vida cotidiana y las actividades económicas de una manera mucho más razonable que con medidas adoptadas de forma reactiva al ver que la curva se dispara».
Al hacer un análisis del comportamiento social, el sociólogo e investigador del Conicet Daniel Feierstein señaló a Télam que «nos encontramos con una situación paradójica: de una parte, todos los estudios de opinión destacan que alrededor de dos terceras partes de la población continúan considerando necesario establecer medidas importantes de cuidado».
«De otra parte, sectores muy importantes (cuyo número es más variable y dependiente de los números de casos diarios detectados) consideran que no se pueden establecer medidas de largo aliento y han perdido confianza en la palabra pública, como producto de las continuas renovaciones de los períodos de restricción en el momento en que su plazo caducaba», evaluó
«Es por ello que implementar un modelo diferente de restricciones y de comunicación de las mismas puede permitir efectivizar la percepción de la necesidad de cuidado a la vez que restituir el contrato entre gobernantes y población, estableciendo pautas claras que requieren del cumplimiento de ambas partes para resultar efectivas», concluyó el sociólogo.
La estrategia de ASPI fue propuesta inicialmente por Castro y desarrollada junto a Kofman, Feierstein y el médico infectólogo Omar Sued (todos en permanente diálogo con profesionales del campo de la salud mental, de la física y de la química, entre otras disciplinas) en el marco de una de las Ideas-Proyecto seleccionadas en abril de 2020 por la Unidad Coronavirus del Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación.